A medida que las personas crecen en todos los ámbitos de la vida, sus gustos varían, su personalidad se desarrolla, el ser engrandece y sus necesidades se vuelven más específicas.
Quintalegre entiende la autonomía e independencia como la capacidad de la persona para tomar sus propias decisiones, eligiendo los recursos personales para adaptarse al medio.
Quintalegre define la espiritualidad como el área responsable de la integridad y la congruencia de los aspectos vitales del ser.